Lamento comunicarles que ha fallecido el Dr. Ignacio Pascual Castroviejo, neurólogo y pediatra, que fue jefe del Servicio de Neurología Pediátrica del Hospital Universitario La Paz de Madrid.
Para todos los neurólogos y neuropediatras formados antes del año 2000 que le conocieron ha sido una figura importante en el desarrollo de ambas especialidades. Participó activamente en el enorme impulso de la neurología española del último tercio del siglo XX y en el nacimiento de la neurología pediátrica española e hispanoamericana.
Creció en la España de la posguerra, en el seno de una familia campesina riojana de recursos limitados pero suficientes que le proporcionó la posibilidad de educarse para poder salir del mundo rural, dejándole claro que debería labrar su propio destino con su esfuerzo personal, asignatura habitual en aquella época que, según creo, ya no figura en el currículum escolar actual.
La combinación de su genética y de su entorno le hizo desarrollar un afán de superación fuera de lo común. Sin ninguna otra guía externa, por convencimiento personal, cambió tras dos años de estudios la Facultad de Veterinaria por la de Medicina en la Universidad de Madrid.
Se formó en la Cátedra de Patología del Profesor José Casas en el Hospital Clínico de Madrid y allí comenzó a dedicarse especialmente a la Neurología.
Al inaugurarse en 1964 el Hospital Puerta de Hierro, bajo la dirección del profesor José María Segovia de Arana, se incorporó como neurólogo en el equipo del Dr. Gimeno Álava.
Enseguida le propusieron formar parte del nacimiento del primer hospital pediátrico del Seguro Obligatorio de Enfermedad, como se llamaba al servicio público de salud, en el Hospital La Paz (entonces “Ciudad Sanitaria La Paz”). Este Hospital había iniciado su actividad de adultos en 1964 y al año siguiente se inauguraron los Hospitales Maternal e Infantil.
El personal médico del Hospital Infantil La Paz estaba constituido fundamentalmente por pediatras generales y solo las alteraciones ortopédicas, las ORL y las oftalmológicas se consideraban enfermedades infantiles fuera del ámbito de la pediatría general. En ese momento, quizás fruto de la visión de futuro de sus gestores o de la casualidad, también se incluyeron especialistas médicos de adultos de neurología, cardiología y alergología para ocuparse de patologías infantiles que “probablemente” tendrían que ser estudiadas por estos especialistas. De ahí surgieron las especialidades pediátricas. En 1974 el Dr. Pascual Castroviejo fue nombrado jefe del Servicio de Neurología Pediátrica.
Fue también figura central en la creación de la Sección de Neurología Pediátrica en la Sociedad de Pediatría de Madrid y posteriormente en la Asociación Española de Pediatría (AEP), así como en la fundación de la Sociedad Española de Neuropediatría (SENEP) en 1993, que sirvió para aunar a todos los neuropediatras españoles, independientemente de su origen pediátrico o neurológico.
Más importante todavía fue su contribución al acuerdo entre la Sociedad Española de Neurologia (SEN) y la AEP en la acreditación en Neurología Pediátrica, definiendo y concretando la formación requerida para esta especialidad, independientemente de que el solicitante proviniera de la neurología o de la pediatría. En la reunión entre ambas Sociedades y la Sección de Neuropediatría en 1990 para llegar a ese acuerdo, el Dr. Pascual Castroviejo intervino como presidente de la Comisión de la SEN. Los neuropediatras de una cierta edad sabemos lo que costó poner de acuerdo a ambas Sociedades.
Su actividad científica internacional ha sido extensa y prolongada a lo largo de su vida. Fue miembro fundador del International Child Neurology Association (ICNA) en 1973, así como de la Academia Iberoamericana de Neurología Pediátrica (AINP) en 1992. Ha sido un “ponente perpetuo” de infinidad de congresos y cursos en todos los países iberoamericanos.
Su compromiso con la neurología española ha sido al menos tan importante como con la neurología pediátrica, si no más.
Participó ininterrumpidamente, y siempre de modo activo desde el punto de vista científico, en las Reuniones Anuales de la SEN entre 1964 y 2013, bastantes años después de su jubilación, así como en los congresos trienales de la misma.
Tuvo el honor de ser elegido presidente de la SEN en 1987, en un momento en el que la junta directiva por él presidida debió afrontar cambios organizativos ineludibles para posibilitar el despegue de la SEN como la organización científica moderna en la que se ha convertido con los años.
Infinidad de especialistas españoles, hispanoamericanos y de otras nacionalidades recibieron por parte del Dr. Pascual Castroviejo formación neuropediátrica, tanto directamente en el Hospital Universitario La Paz como a través de sus muchas publicaciones, especialmente sus dos libros originales de neurología pediátrica editados en los años 70 y 80: Diagnóstico clínico-radiológico en neurología infantil (1971) y Neurología Infantil (1983), en dos tomos. Elaborados con material e iconografía de su experiencia personal y actividad clínica en el Hospital Infantil La Paz, fueron obras pioneras en lengua castellana y se convirtieron en libros de consulta básica en las décadas posteriores para los profesionales de las ciencias neurológicas.
Pero por encima de todo ello, en mi doble condición de sobrino y de discípulo, destacaría:
- Su fortaleza, voluntad de trabajo y resistencia ante fracasos y frustraciones. Nunca se dio por vencido.
- Su generosidad con todo aquel que le pidió ayuda. A nadie se la negó nunca, es más, también la ofreció a aquellos que intuía que la necesitaban, aunque no se la hubieran pedido. Fruto de su capacidad de conocimiento del ser humano, junto a sus propias experiencias de ayuda y apoyos recibidos en los periodos de formación que realizó fuera de nuestras fronteras en un entorno histórico bastante más precario que el actual, era especialmente sensible a las necesidades de los demás.
- Su disciplina de trabajo y de metodología pedagógica, que ha intentado inculcarnos a sus discípulos, consecuencia probablemente del método clásico de aprendizaje clínico que él mismo recibió y perfeccionó.
Ciertamente, no ha sido un maestro del “lenguaje políticamente correcto”. Tenía, doy fe de ello, un conocimiento sobresaliente del mismo, tan alto como su desprecio a emplearlo porque pudiera ser conveniente en un determinado momento. Esto a veces se ha podido interpretar como arrogancia que, en mi opinión, no tenía más de la habitual que cualquier ser humano. Siempre que ha pretendido o se ha postulado como candidato a algún puesto lo ha hecho con el objetivo de llevar a cabo alguna actividad que consideraba necesaria para el colectivo, nunca pretendiendo su beneficio personal o la mera ocupación de un puesto.
Su familia agradece enormemente las muestras de afecto que le han transmitido los amigos y compañeros.
Dr. Samuel Ignacio Pascual Pascual
Jefe del Servicio de Neurología Pediátrica
Hospital Universitario La Paz. Madrid.
Vol. 9 | Núm. 1 | enero-marzo 2021
Vol. 8 | Núm. 4 | octubre-diciembre 2020
