El Dr. Francisco Morales Asín falleció en Zaragoza, su ciudad natal, a la edad de 88 años, el 28 de diciembre de 2022, pocos días después de fallecer su esposa, Erika Morales (de soltera E. Kemtz, natural de la Pomerania, antiguo territorio alemán, hoy perteneciente a Polonia). Ambos se habían conocido en el Hospital Sant Josef de Colonia (Alemania), que fue el primer lugar de paso de Paco en su formación especializada en Alemania. Allí hizo durante el primer año un internado rotatorio que lo familiarizó con la Medicina hospitalaria, la lengua, la idiosincrasia y el funcionamiento de los seguros médicos de la República Federal Alemana, según el modelo Bismark. Pasó después, ya orientado hacia la Neurología, al Hospital Bethesda, en Wuppertal, que contaba con un departamento de Neurociencia y estuvo dos años dedicado a los pacientes neurológicos y a las técnicas diagnósticas de la especialidad. Pero fue en su siguiente destino, el Neverzentrum de la Universidad Goethe de Frankfurt/Main, donde adquirió la base más amplia y sólida de su formación a lo largo de más de tres años. Era un hospital universitario monográfico, que incluía varias especialidades: Neurología, Neurocirugía y Psiquiatría, dirigido por un catedrático de una de las áreas. Estaba integrado para la investigación cerebral con el Max Planck Institut, edificio muy próximo dedicado a las disciplinas básicas como neuroanatomía y neuropatología y donde se realizaban los estudios de neuropatología, para después exponer los hallazgos en sesiones conjuntas. Tanto en uno como en el otro centro se trabajaba en una atmósfera científica, rica en intercambios de conocimiento, y se conocía a personas que habían dado epónimos a la historia de sus especialidades o habían estado en las escuelas de los más conocidos investigadores que había dado Alemania. Por otra parte, estaban los estudiantes, que frecuentaban las clínicas y aulas del hospital y acompañaban a los médicos en sus tareas, que incluían la atención de los pacientes y la dedicación universitaria con prácticas docentes.
La relación con Erika había continuado todo el tiempo. Ella había conseguido un trabajo como técnica de laboratorio en un hospital de Frankfurt y decidieron casarse. La boda civil fue en el consulado español y la eclesiástica en la capilla del centro español. Corría el año 1965 y los recién casados se vinieron a España en viaje de luna de miel. Paco se enteró casualmente de una convocatoria para jefe de sección en el Hospital Psiquiátrico (HP) de Oviedo, que acababa de renovarse, y optó a la plaza convocada. Después de valorar su currículum la obtuvo para realizar Neurología, de manera simultánea, en el Hospital General de Asturias (HGA) y el Psiquiátrico, de Oviedo, ambos centros dependientes de la misma Diputación de Asturias. El HGA había puesto en marcha una organización moderna de la medicina hospitalaria y un nuevo estilo de formación de médicos especialistas por iniciativa de dos médicos de formación americana y el respaldo del presidente de la Diputación. Lo que se denominó programa MIR se inició de manera pionera en 1963. Los puntos esenciales consistían en: (1) Aprender trabajando y enseñar lo que se sabe hacer bien, un lema clásico del Johns Hopkins. (2) Responsabilidad progresiva, con supervisión decreciente del residente superior o del médico de la plantilla. (3) Práctica estandarizada, que empezaba por la historia clínica y se aplicaba al resto de los procedimientos. (4) Verificaciones de calidad con comisiones mixtas y sesiones de casos clínicos y clínico-patológicos para evaluar resultados. Los servicios estaban jerarquizados y constaban de staff, MIR de la especialidad y rotatorios. La dedicación completa y exclusiva era normativa para todo el que se incorporara de nuevo al hospital. El plan de formación duraba de 4 a 5 años, según la especialidad, y estaba reflejado en un manual.
Instalado en Oviedo, no sin antes terminar sus compromisos con el Neverzentrum, se dedicó de lleno a crear y organizar un Servicio de Neurología en el HGA, con residentes que se formaran en la especialidad y las técnicas de diagnóstico. El trabajo en el HGA era tan intenso que el HP quedó reducido a un consultorio de tardes para dirigir al HGA a los pacientes que había que estudiar más ampliamente. Erika demostró en el laboratorio de Bioquímica del HGA que era una técnica muy bien formada y competente y adquirió en pocos meses un español muy fluido. Ayudó a Paco en la tesis doctoral preparando las muestras de LCR y al final Paco la presentó en la Universidad de Valladolid, obteniendo la máxima calificación. Por entonces se había inaugurado la Facultad de Medicina de Oviedo curso a curso, y Paco pasó a ser profesor encargado de la Neurología cuando se llegó al quinto curso. Después le surgió la ocasión de trasladarse al Hospital Clínico Universitario “Lozano Blesa” de Zaragoza para crear un Servicio de Neurología y continuar su carrera universitaria en su antigua Facultad, y tomó ese rumbo. Allí permaneció desde 1975 hasta su jubilación en 2002 como Profesor Titular de Neurología. Durante el largo período zaragozano dio paso a las subespecialidades, siguiendo la distribución epidemiológica e investigación enfocada a las diferentes patologías neurológicas, orientación que procedente del mundo anglosajón se extendió por todas partes. Sus más veteranos colaboradores, bajo su dirección, se encargaron de profundizar en las respectivas parcelas asignadas y él se encargó del área de Cefaleas. Tutorizó muchas promociones de médicos residentes de Neurología. Dirigió un gran número de tesis doctorales. Publicó muchos trabajos en diferentes revistas a lo largo de los años. Ya jubilado, escribió unas memorias en dos partes, una dedicada a antropología y otra a sus propias experiencias como neurólogo, que se editaron por el Colegio de Médicos de Asturias. Fue también Académico correspondiente de la Real Academia del Principado.
Su participación en la SEN fue inmensa: Vicepresidente, Miembro numerario de honor, Premio Científico 2015 Enfermedades Neurológicas y Coordinador del Comité ad hoc de la Experiencia. Asistió a todas las Reuniones con aportaciones de todos los miembros del Servicio. Participó él mismo en múltiples actividades donde se distinguió por su esmerada educación y afable trato con todos.
Si hubiera que destacar otros valores o señas de identidad que reconocieron todos los que le frecuentaron en los servicios donde estuvo serían los siguientes: preocupación auténtica por los pacientes y sus problemas, elegante estilo en la recogida de datos de la historia clínica y en el arte clásico de la exploración neurológica, e interés en estimular el espíritu universitario en todos sus residentes y colaboradores.
Erika y Paco compartieron la vida, pletóricos de salud, las excursiones por el bosque y la montaña, el esquí y la nieve, los viajes por todo el mundo y la afición a la música. Compartieron ambos la dura enfermedad neurodegenerativa de la esposa, él empeñado en ser su cuidador, cuando la enfermedad progresó, sin pensar en los límites de su avanzada edad. Finalmente aceptaron con naturalidad lo que era irremediable y por uno de esos azares de la vida compartieron, siempre juntos, el final. Descansen en paz.
Fdo. Comité Ad-Hoc de la Experiencia
Sociedad Española de Neurología