Antxón, neurólogo brillante, maestro de varias generaciones de residentes del Hospital Universitario Puerta de Hierro, incansable discutidor de casos y perseguidor de diagnósticos, pero sobre todo, acompañante fiel de cada uno de sus pacientes hasta la última esperanza del conocimiento e incluso cuando su compañía era lo único que podía sostenerlos porque ya no la había.
Antxón, querido compañero, amigo sin límites, vasco reservado, tímido impenitente, discreto hasta la médula, parco de palabra, generoso de obra y nunca en la omisión.
Todavía incrédulos, aprendiendo a ser huérfanos, incapaces de llenar tu vacío como neurólogo y sobre todo como ser humano, siempre nos quedará el honor de haberte compartido.
Sit tibi terra levis.
De parte de todo el Servicio de Neurología y quienes se formaron con él.