No, la telemedicina no comenzó con la invención del telégrafo. Nos imaginamos que, muchos siglos atrás, alguien usó palomas mensajeras para consultar a un galeno remoto, o que los fluidos corporales de los pacientes nobles se transportaban a caballo para conocer el diagnóstico sensorial de quien supiera examinarlos.
Tampoco fue en la Conferencia de Dartmouth (1956), donde se acuñó el concepto de Inteligencia Artificial, su origen; ni la Máquina Universal de Alan Turing (1936), ni El Ajedrecista de Leonardo Torres Quevedo (1914), ni Ctesibio de Alejandría ni Aristóteles. El modelo siempre estuvo ahí: el cerebro humano, cuya circuitería ahora se emula.
El análisis del movimiento también es una suerte de plagio. ¿Acaso los giróscopos, acelerómetros y otros sensores de los teléfonos móviles y dispositivos wearables no son sino biología reducida a ceros y unos?
Respetar el pasado es entender el presente y asumir el futuro, un inminente y apasionante futuro. Pocas cosas hay más emocionantes que ser testigos e incluso protagonistas de un cambio radical en la forma de hacer las cosas. La Neurología, en su sentido más transversal, tiene este privilegio. Venga y se lo contaremos.
Comité ad-hoc de Nuevas Tecnologías de la SEN
@tecnoSEN
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